domingo, 26 de mayo de 2013

TUTOR

PROGRAMA PARA LA TRANSFORMACION DE LA CALIDAD EDUCATIVA
"TODOS A APRENDER"








Nombre de tutor: José Wilson Pérez
Ciudad residencia: Orito (Putumayo)

Celular: 3128134160

Correo electrónico: lic.wilsonp77@hotmail.com

Usuario en skype: wilsonp772

Número de resolución: 274

Fecha de la resolución: 24 de enero 2.013



REFLEXIONES DE UN DOCENTE TUTOR

INTRODUCCIÓN

“El empeño por implementar el PTCE, como estrategia clave de la Política de Calidad Educativa 2011-2014, se fundamenta en reconocer que sí es posible una educación de excelente calidad para todos los niños y niñas en Colombia pues tenemos las condiciones para lograrlo. Esta aspiración no sólo es posible hoy en día, sino que es una necesidad urgente y una responsabilidad ineludible de un Estado responsable frente al país y a los procesos de globalización de la sociedad. Para que Colombia se inserte con éxito en el siglo XXI no basta con formar élites, se requiere de ciudadanos educados con altos estándares.”(Documento Marco general PTCE)

Lograr transformar las prácticas educativas en contextos donde las condiciones pueden ser desfavorables para los procesos de aprendizaje; no es nada fácil. La educación es un tema muy complejo: ‘‘La educación significa más que ganar y ejercer un conocimiento y habilidades técnicas. También depende de nosotros cultivar un tipo de artesanía. En este sentido, los educadores no son ingenieros que aplican sus habilidades para llevar a cabo un plan o esquema, son artistas que pueden improvisar e idear nuevas formas de ver las cosas. ’’ (Documento Marco general PTCE).La complejidad de lo humano, y el mundo subjetivo hace que no exista formulas mágicas ni metodologías únicas y exactas para aplicarlas en todos los escenarios donde se desenvuelven los docentes.

Pues bien, este trabajo consiste precisamente en realizar un proceso de reflexión profunda, estimulando la comprensión  de nuestra realidad; una travesía por los lugares y espacios donde se desempeñan los docentes de la zona rural del departamento del Putumayo; un análisis sobre sus prácticas pedagógicas, sus dificultades, fortalezas, particularidades y todo aquello  que puede estar influenciando en los procesos de aprendizaje. Tratando de adentrarme en sus pensamientos, concepciones, sentimientos, tristezas, alegrías y angustias cotejándolas con mis propios pensamientos y experiencias; confrontándolas además con la realidad de las actuales políticas educativas.




La importancia del rol del tutor en el mejoramiento de la calidad educativa del Putumayo


 Ser un docente Tutor implica un gran reto y una gran responsabilidad y es de vital importancia en el proceso de mejoramiento de la calidad educativa del Putumayo. El MEN, los directivos, docentes y toda la comunidad educativa en general; esperan que seamos ese motor que apoye y dinamice los procesos educativos en los E.E, para apoyarlos y ayudarlos a ser mejores. Los Tutores somos percibidos por los docentes, como aquellos líderes pedagógicos de quienes esperan recibir toda la ayuda y el apoyo para desarrollar sus conocimientos, habilidades y competencias; acompañándolos en la búsqueda de soluciones a los problemas que los afectan en sus prácticas de aula.


Nuestra labor está centrada principalmente en el acompañamiento y seguimiento de las prácticas de aula con el fin de mejorarlas; por lo cual exige toda la preparación, el profesionalismo y la responsabilidad del caso. Los Tutores seremos los encargados de orientar, hacer esa supervisión pedagógica, evaluar los procesos de enseñanza e investigación; ser coordinadores de procesos de perfeccionamiento docente y de cambio en las practicas docentes de calidad; promovemos la puesta en marcha y mejoramiento de ambientes de aprendizaje efectivos en contextos especialmente difíciles como el nuestro.
Debemos organizar, orientar y observar las instancias de trabajo pedagógico y de desarrollo profesional de los docentes de los establecimientos educativos; en este sentido, debemos asegurar la existencia de mecanismos para sistematizar información cualitativa y cuantitativa. Por otro lado también está en nuestras manos el promover el trabajo en equipo para construir conjuntamente en comunidades de aprendizaje, alternativas de solución a los problemas educativos institucionales; así como impulsar  y mantener  una comunicación continua, con nuestros docentes.

Mediante el seguimiento y la evaluación que realizamos los Tutores; podremos conocer el efecto o impacto que está causando el programa PTA en el Putumayo; así como aquello que pueda aplicarse ya sea para corregir o mejorar el programa. El seguimiento a los indicadores de las metas propuestas, proporciona al programa y a las partes interesadas; indicaciones sobre el avance y el logro de objetivos. Por su parte la evaluación proporcionará la información creíble y útil que permita incorporar las enseñanzas aprendidas en el proceso de toma de decisiones y planes de mejoramiento.

Como se puede apreciar, el tutor desempeña un papel muy importante en el proceso de la transformación de la calidad educativa; es el motor que dinamiza esos procesos; llegando hasta donde el MEN, no había podido llegar.



RE-CONCEPTUALIZAR LA LABOR DOCENTE


Re- conceptualizar  es una buena estrategia que permite  al docente reformular, repensar y reflexionar sobre su quehacer dentro del aula. En la educación como en las ciencias nada está por sentado y precisamente el volver sobre conceptos como por ejemplo: evaluación, autoridad, disciplina entre otros; ha generado cambios en la manera de entender y de asumir estas concepciones. Pero en un mundo de cambios vertiginosos poco se ha debatido sobre la re-conceptualización de la labor docente. ¿Qué implica ser un buen docente?, ¿Cómo debe ser su perfil?, ¿Qué elementos deben tenerse en cuenta en su formación?

La labor docente es muy compleja, pero existe una gran amenaza como lo afirma Henry Giroux en su documento sobre “Los profesores como intelectuales transformativos: Una de las amenazas más importantes a que tienen que hacer frente los futuros y los actuales profesores de la escuela pública es el creciente desarrollo de ideologías instrumentales que acentúan el enfoque tecnocrático tanto de la formación del profesorado como de la pedagogía del aula “.  Esto reduce la labor docente a un simple administrador, donde lo único que importa es como enseñar, que libros se deben utilizar,  las  formas de transmitir ciertos conocimientos y las técnicas que se deben utilizar para controlar la disciplina etc. Según Giroux, las cuestiones centrales referentes al aprendizaje se reducen a un problema de gestión el cual se podría enunciar así: « ¿Cómo asignar los recursos (profesores, estudiantes y materiales) para conseguir que se gradúe el mayor número posible de estudiantes dentro de un espacio de tiempo determinado?»


“Lo que es evidente en este enfoque es que organiza la vida escolar en torno a expertos en currículos, en instrucciones y en evaluación, a los cuales se asigna de hecho la tarea de pensar, mientras que los profesores se ven reducidos a la categoría de simples ejecutores de esos pensamientos. El efecto es que no sólo se descalifica a los profesores y se les aparta de los procesos de deliberación y reflexión, sino que, además, la naturaleza del aprendizaje y la pedagogía del aula se convierten en procesos rutinarios.”

Pero los cambios socioculturales e históricos plantean la necesidad de profesionalizar a un sector que históricamente  fue, a lo sumo, definido como un conjunto de técnicos reproductores de saberes elaborados por otros.  Como siempre ocurre cuando se quiere modificar alguna situación, las nuevas propuestas generan resistencias; esto lo puedo evidenciar en mi corta experiencia como Docente Tutor; no todos se muestran entusiasmados con los cambios y se resisten a participar de las jornadas de formación. Unos por pereza, otros por soberbia y, sobre todo, están aquellos que sufren los obstáculos que les impone nuestra realidad, como lo es las características geográficas y sociales de nuestro contexto (Departamento del Putumayo); dejándolos sin horarios disponibles para perfeccionarse.


Lo cierto es que prepararse para dar clase en los nuevos tiempos exige comprender el rol político que cumplen maestros y profesores para garantizar el derecho de los niños a aprender y, en consecuencia, para la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Es una tarea muy compleja que exige a los docentes a comprometerse y visualizar su trabajo teniendo en cuenta varios roles.

El docente como profesional, teniendo en cuenta las actitudes y aptitudes que exige la profesión, como el manejo de las relaciones personales, la seguridad en sí mismo, el dominio de la materia y mucho más.

El docente como estudiante permanente; la docencia es uno de los pocos trabajos donde el aprendizaje es constante; pero la mejor manera que tiene un maestro de capacitarse es sobre la propia práctica. Es necesario crear condiciones de trabajo docente que favorezcan la labor colectiva y que ayuden a la formación permanente. Las transformaciones tienen que operarse en la cultura institucional. Como en todas las situaciones tiene que haber individuos que impulsen el cambio, pero si lo hacen solos, a lo Quijote, no coagulan, no se plasman. Hay que apoyar estos cambios; y en esto sí el MEN hizo un gran acierto, con su programa PTA, el cual brinda acompañamiento y seguimiento continuo a los docentes desde sus prácticas, con el grupo de formadores y tutores, apoyándolos con observación, orientación, grupos de discusión donde se abordan experiencias se recomienda bibliografía y mucho más. Todo para que los docentes que tienen que desempeñar sus labores en situaciones adversas, no se sientan solos y abandonados. El perfeccionamiento docente se desarrolla más rápido, sí hay gestores que los impulsan.



El docente como actor político, es urgente la formación de un docente que pueda responder a la responsabilidad política de la educación, en una sociedad tan diversa y compleja donde lo único que tienen por igual los estudiantes es el derecho a aprender. Frente a esto, no debemos formar maestros para un único terreno social, sino paraqué puedan generar multiplicidad de caminos hacia el aprendizaje a partir de la diversidad de experiencias sociales y familiares con que chicos y adolescentes llegan a la escuela
¿Nuestros docentes están preparados para generar esa multiplicidad de caminos?

El docente como servidor social, deberá situarse social y políticamente en el lugar en el que vive: el contexto social, cultural, histórico y pedagógico. También debería ser capaz de trabajar en equipo y estar perfeccionándose constantemente porque la vida cambia mucho más de prisa de lo que cambian las aulas. El estar educándose de manera perpetua hoy es cuestión tanto del alumno como del profesor. Es una cuestión actitudinal ante  la vida, de una profesión abierta, de interesarse por la cultura, por el cambio, y esa  actitud hay que volcarla a los estudiantes.


Siguiendo este orden de ideas me parecen muy precisas las palabras de Giroux cuando afirma: “Un punto de partida para plantear la cuestión de la función social de los profesores como intelectuales es ver las escuelas como lugares económicos, culturales y sociales inseparablemente ligados a los temas del poder y el control. Esto quiere decir que las escuelas no se limitan simplemente a transmitir de manera objetiva un conjunto común de valores y conocimientos. Por el contrario, las escuelas son lugares que representan formas de conocimiento, usos lingüísticos, relaciones sociales y valores que implican selecciones y exclusiones particulares a partir de la cultura general. Como tales, las escuelas sirven para introducir y legitimar formas particulares de vida social. Más que instituciones objetivas alejadas de la dinámica de la política y el poder, las escuelas son de hecho esferas debatidas que encarnan y expresan una cierta lucha sobre qué formas de autoridad, tipos de conocimientos, regulación moral e interpretaciones del pasado y del futuro deberían ser legitimadas y transmitidas a los estudiantes”.


Como podemos ver la profesión docente es muy compleja; pero si quisiéramos resumir toda esta complejidad, repensar y reestructurar el trabajo docente; se reduciría a contemplar a los profesores como intelectuales transformativos. Este es un concepto que utiliza Giroux.  En primer lugar, ofrece una base teórica para examinar el trabajo de los docentes como una forma de tarea intelectual, por oposición a una definición del mismo en términos puramente instrumentales o técnicos. En segundo lugar, aclara los tipos de condiciones ideológicas y prácticas necesarias para que los profesores actúen como intelectuales. En tercer lugar, contribuye a aclarar el papel que desempeñan los profesores en la producción y legitimación de diversos intereses políticos, económicos y sociales a través de las pedagogías que ellos mismos aprueban y utilizan.


Los docentes tenemos en nuestras manos una gran y compleja responsabilidad, tenemos un llamado, un propósito; somos intelectuales transformativos, y nos estamos formando para formar personas. Debemos empezar a ganarnos el reconocimiento social e intelectual que nos merecemos.



Documento PDF: Los profesores como intelectuales transformativos. Henry A. Giroux



 


 


Educación y docentes del siglo XXI

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación lo han cambiado todo, la forma de vivir, de trabajar, de producir, de comunicarnos, de relacionarnos de comprar, de vender, de enseñar y de aprender. Todo el entorno es distinto. La demanda de empleo exige una preparación que obliga al conocimiento de todo aquello que tiene que ver con la sociedad de la información, las nuevas tecnologías, la especialización profesional, la interacción y utilización eficiente de los recursos, y en fin de todo aquello que facilite la inserción laboral y profesional. Todos necesitamos para nuestro futuro profesional y para desenvolvernos con éxito en un mundo tan modernizado; la utilización de los medios tecnológicos.
La educación por su parte ha debido adaptarse a estos cambios para salvaguardar su función socializadora. La incorporación de las TIC es un proceso que no tiene reversa y tarde o temprano deberemos enfrentarlo. La pregunta entonces es, como maestro, ¿Estoy preparado?, ¿Un profesor formado en el uso de las TIC en su práctica docente y con pleno acceso a internet, es más competente que uno que no tenga acceso a estos recursos?, ¿Sabemos hacer un uso inteligente de los recursos tecnológicos en nuestros contextos educativos?, ¿Qué competencias debemos tener los docentes en el futuro?,  ¿Qué pasará con la educación del futuro?
Palpablemente se puede inferir que la época en que los profesores daban la misma clase año tras año, utilizando el mismo cuaderno “preparador” (amarillento tanto estar gastado); afortunadamente esta por pasar.
Mucho se ha dicho acerca de la necesidad de cambio por parte de los profesores de cara a los nuevos tiempos. Sin embargo, en ese discurso hay mucho de palabras trilladas y poco de acciones concretas y efectivas. No cabe duda de que el cambio es necesario; pero la cuestión central de este asunto es identificar la dirección y el propósito de este cambio. ¿Qué deben  cambiar los docentes de su perfil y porque cambiar?
El profesor “transmisor de información” tuvo algo de sentido en aquellas épocas en que el acceso a la información por parte de los estudiantes era una posibilidad remota fuera de las fronteras de la escuela. Algunas enciclopedias caseras, y algunos recursos de las instituciones educativas (no muy actualizados) eran las únicas opciones. Sin embargo y por experiencia ya que he trabajado en la zona rural (Orito-Putumayo); esta situación en pleno siglo XXI, aún está vigente. Muchos de mis estudiantes durante la primaria, jamás experimentaron el placer de estar en una biblioteca; casi  nunca podía hacer un trabajo de consulta o investigación y cuando lo hacía me tocaba a mi mismo rebuscarme los libros.
Hoy las cosas son distintas y lentamente la situación ha ido cambiando. Las instituciones educativas se están dotando con salas de informática e internet, permitiendo a los estudiantes acceder a mucha más información y muchas veces más actualizada que la que maneja el profesor. ¿Qué sentido tiene hoy un profesor cuyo papel se limita solamente a transmitir información?

 Sin embargo es común seguir con esta tendencia; y es que uno enseña como le enseñaron; creo que salvo contadas excepciones, la mayoría hemos recibido una educación basada en el verbalismo durante casi toda nuestra vida y especialmente en nuestra preparación profesional o universitaria. En particular nuestras creencias sobre la enseñanza se establecen desde los primeros años de nuestra propia experiencia como estudiantes y, dado que las creencias se resisten tanto más al cambio cuanto más temprano se hayan adquirido, cambiarlas es aun más difícil. Igualmente se sabe que estas creencias resisten a los procesos de formación y el cambio en la estructura de creencias cuando se es adulto es raro (Pajares, 1992). Otra razón sobre la gran resistencia del personal docente a cambiar, se debe a que, el romper con la rutina perturba una situación habitual. Los profesores debemos asumir un rol distinto frente a la educación si queremos seguir jugando un papel valioso en ella. Relacionar los contenidos, contextualizarlos, acercarlos a la realidad de sus estudiantes, proveerles significatividad, apuntar al desarrollo de procesos de pensamiento, entre otras, son labores docentes más relevantes en la educación del siglo XXI. Enseñar profesionalmente es una actividad que no es intuitiva y si bien todos podemos y hemos enseñado en algún momento, hacerlo profesionalmente, de forma sistemática y efectiva es una actividad profesional altamente especializada (Ball & Forzani, 2009). ¿Pero cómo hacerlo? En la educación siempre se nos dice el “que” cambiar pero nunca el “como”.  Estos aspectos espero abordarlos y ampliarlos en su debido momento, y es que la educación es un tema de nunca acabar y hay mucha tela de donde cortar. Por ahora no quiero desviarme del tema.

¿Son los medios tecnológicos la respuesta para tener una mejor educación? Evidentemente el uso de las TIC en educación tiene muchas ventajas. Por ejemplo, generar espacios donde lo oral, lo visual, lo escrito y la multimedia se combinan. Pero no debemos olvidar que los medios no son suplementarios a la enseñanza, ni su soporte; son un estímulo. Los medios son un mero auxiliar del profesor. Equivocados están quienes otorgan a las nuevas tecnologías un poder mágico y creen que su sólo uso puede transformar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Por ejemplo la reflexión y el pensamiento crítico no se fortalecen con el “copie y pegue”, ni la fantasía y la creatividad con el paint; y qué decir del corrector ortográfico de Word, que impide que se desarrolle la capacidad de reconocer el error, comprenderlo y corregirlo

Un temor que ha venido creciendo es que si en un futuro próximo, la incorporación de la tecnología terminará reemplazando al maestro. Como van las cosas pienso que sí; los maestros obsoletos serán reemplazados; pero no serán reemplazados por la tecnología sino por otros maestros que sepan hacer un buen uso de ella y generar valor al proceso educativo mediante su constante actualización en conocimiento, didácticas, y espacios que permitan un aprendizaje enriquecido para sus estudiantes.

La tecnología jamás podrá reemplazar la riqueza de la interacción dialógica entre profesores y alumnos. No es lo mismo interactuar con otra persona que interactuar con un computador. Interactuar en una escuela implica un espacio de encuentro social, una comunicación que va desde el gesto de dar la mano, la mirada, la sonrisa, o el entrecejo fruncido como gesto de desaprobación.

De la misma forma como la tecnología se ha convertido en una bendición para los tiempos modernos; el mal uso que se haga de ella la puede convertir en un infierno, creando una sociedad cada vez más deshumanizada. Por ejemplo, los chicos pueden ir perdiendo progresivamente las habilidades para resolver conflictos y problemas corrientes de la vida diaria, para poder convivir en sociedad. Una diferencia de criterios personales no encontrará solución en Encarta; ni google podrá dar respuesta y satisfacer todas las necesidades espirituales; ni el mejor video juego podrá satisfacer las necesidades afectivas.

Los docentes y la tecnología son igualmente importantes, y se deben complementar. La tecnología por más revolucionaria y completa que sea no puede funcionar por sí sola; requerirá siempre del acompañamiento de profesores, lo más capacitados posibles; del mismo modo que un profesor por más motivado que sea, no podrá con una simple pizarra, preparar efectivamente a los alumnos, con las competencias que requiere para insertarse con éxito en la sociedad del siglo XXI. Ignorar el rol de la tecnología es tan erróneo, como pensar que la sola tecnología podrá resolver los problemas de la educación.
El propósito fundamental de esta reflexión, es apreciar los cambios sociales que actualmente estamos viviendo y replantearnos el rol que como docentes debemos desempeñar; y las competencias que debemos poseer para desenvolvernos en esta;  la llamada sociedad del conocimiento.
Las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías como herramientas didácticas son muy importantes, y es necesario aprovechar todas sus potencialidades para formar seres humanos más justos, capaces y cooperativos. Es determinante afirmar que lo importante no es la tecnología como tal, sino lo que los formadores docentes puedan hacer con este elemento, para humanizarla; de lo contrario estaremos agravando la situación; contribuyendo a formar seres individualistas, mudos, ausentes, evadidos, despersonalizados. En la actualidad se puede apreciar que en las grandes ciudades, paradójicamente, los seres humanos están más aislados. Por andar conectados, hemos terminado desconectados.
 



 

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